Dispositivo

DEFINICIONES
Radio en la Mira es un dispositivo alternativo en Salud Mental, tal como los define la Reglamentación del Art. 18 de la Ley Provincial 10.772/91, sancionada en 2008:
“Se entiende por Servicios Alternativos todos aquellos dispositivos institucionales y comunitarios, clínicos, productivos, educativos y culturales que se orienten al sostenimiento de prácticas de asistencia al sufrimiento psíquico, que no sean expulsivas ni generen exclusión ni encierro de las personas, no atenten contra sus derechos humanos y permitan el desarrollo de sus capacidades y su inclusión en el ámbito comunitario”.
Radio en la Mira consiste en una radio de características comunitarias, que transmite en estudios propios sitos en el Hospital “Mira y López”_ Blas Parera 8430 de la ciudad de Santa Fe_ desde el 5 de mayo de 2008; perteneciendo al nosocomio en calidad de servicio por decisorio del Consejo de Administración 271/ 07. 
Transmite por la Frecuencia Modulada 87.7 Mhz desde el 4 de agosto de 2009, con expediente de tramitación de frecuencia Nº 1778/09.
Radio en la Mira FM 87.7, constituye  un dispositivo de carácter clínico que se propone el alojamiento de personas con sufrimiento psíquico_ crónicos internados o ambulatorios_ junto a personas de los barrios aledaños al efector o habitantes de toda la ciudad que se acercan a compartir sueños y anhelos, desarrollando el lazo social y promoviendo la mayor heterogeneidad posible entre los participantes.

LO QUE BUSCAMOS
En tanto dispositivo clínico, se propone lograr modificaciones subjetivas mediante la lectura singular de los sujetos participantes y el diseño de estrategias de producción discursiva que tienen como resorte motivacional la producción de un programa radial.
En tanto dispositivo alternativo, procura la sustitución definitiva de las modalidades tradicionales, iatrogénicas, manicomiales de abordar las problemáticas en Salud Mental, contribuyendo a la reestructuración completa y definitiva del monovalente.
En tanto medio comunitario de comunicación, brega por modificar las representaciones sociales/imaginarias de la población, concepciones ideológicas que aún demandan encierro para las manifestaciones mas ruidosas del malestar subjetivo, que contribuyen a la depositación del familiar en crisis en instituciones que aún se reclaman totales, con medidas de patologización de las vicisitudes de la vida y su consecuente medicalización.
Proponiéndonos conformar una sociedad donde la diferencia se acepte e incluya a partir de la puesta en fuerte tensión de la inexistente concepción de normalidad.

ANTECEDENTES
El Campo Interdisciplinario de la Salud Mental es el intento de transdisciplina estructurado históricamente en la post-guerra_ cuando los horrores de los campos de concentración hicieron emerger en su brutalidad el habitual tratamiento para la “locura” en tiempos de paz_. Propone en todo el mundo, con un amplio consenso ideológico y político, la sustitución definitiva de la institución (en sentido amplio, y todos los establecimientos asistenciales en los que se manifiesta) de los que Foucault denominó el Gran Encierro: el gesto social y político de segregar sectores de la ciudadanía del espacio público, expropiarlos de sus derechos y negarles de diversos modos el acceso a los bienes de diversa índole que la sociedad provee. Este modelo surge en Europa a fines del S XVI con diversas modalidades y dirigido a distintos sectores sociales: locos, homosexuales, libertinos, etc., pero se reedita y desplaza desde entonces procurando la salud social, la higiene de las costumbres o cubriéndose con ropajes pseudos científicos al modo de tratamientos médicos. 
En nuestro país los principios sostenidos por el movimiento de Salud Mental vieron su mayor avance a partir de la recuperación de la democracia, con la cual vinieron el régimen de puertas abiertas en numerosos monovalentes del país, el plan nacional de Salud Mental y otras propuestas.
Estimamos necesario destacar dos hitos fundamentales: la sanción en 1991 de la ley 10772 de la provincia de Santa Fe, pionera en el país en su materia_ la Salud Mental_ y en la cual se exigía en su artículo 18 la transformación de las modalidades tradicionales de internación en un plazo no mayor a los tres años de sancionada la misma. Una de las excusas más citadas para que la tan mentada transformación no alcanzara a insinuarse siquiera era la ausencia de reglamentación. Es por ello que cuando, tras la catástrofe hídrica que arrasó la gran parte de la provincia en 2003, Santa Fe recupera la estructura de la Dirección provincial de Salud Mental, la reglamentación de la ley fue una de las tareas prioritarias que se propone, lográndose en 2008.
En 2010 la Nación logra la sanción de una herramienta legal de neto corte anti-manicomial, la ley 26657, para cuyo cabal cumplimiento hay todavía muchísimo que modificar. El decreto reglamentario de la misma es de 2013. 
En ambas leyes el mecanismo privilegiado en la transformación del encierro es la sustitución progresiva, pero definitiva, de los hospitales o servicios monovalentes de cualquier tipo por dispositivos alternativos. A este marco legal _ al que a veces hacemos referencia denominándolo “leyes vigentes”_  debe ser ampliado con la adhesión de nuestro país a pactos, declaraciones de derechos, convenciones internacionales y recomendaciones de organismos mundiales, muchos de las cuales alcanzan categoría constitucional con la reforma del año ’94.
Si bien esta letra y su espíritu inspiran e incentivan la tarea diaria de Radio en la Mira, los comienzos de la radio se anticipan a ellas. La idea de nacimiento del proyecto pertenece a la estrategia que la DPSM denominó “Sustitución de Lógicas Manicomiales”. Inició sus actividades con modalidad de talleres en marzo de 2006, alcanzando emitir numerosos programas durante 2006 y 2007 por FM Chalet. Mientras tanto, se avanzaba en la instalación de estudios propios con su equipamiento básico en dependencias del Hospital “Mira y López”. De esta generosa emisora comunitaria fue el aire que mediante enlace radioeléctrico constituyó nuestra primera existencia.


FUNDAMENTOS
La inclusión de los participantes_ a los que denominamos “locutores”: por el cuidado y responsabilidad  en el ejercicio del discurso que connota el término _ va desde la prevención y promoción la salud, impulsando la creatividad, poniendo en juego las capacidades, saberes y placeres de cada quien; hasta la rehabilitación de personas con secuelas debidas a la iatrogenia que producen las instituciones manicomiales. Por lo cual afirmamos que Radio en la Mira atraviesa todos los niveles de atención de la Salud  propuestos por la OMS.
La meta fundamental del trabajo de producción propuesto al interesado es la concreción de un discurso propio, personal, que sin embargo se pueda considerar de interés general o susceptible de ser compartido. El proceso intenta que el sujeto se exprese en primera persona, dando su nombre de ciudadano y responsabilizándose del mensaje que brinda. Evitamos la transmisión de producciones verbales de emisión no deliberada, producto de situaciones de quiebre de la función representacional del aparato psíquico y consideradas patológicas por las clasificaciones psiquiátricas (delirios, alucinaciones, creencias magalomaníacas, etc) y /o cualquier creación mental que rompe las reglas más elementales de la comunicación; exigimos codificación en lengua materna, uso de lenguaje compartido o traducción válida, verosimilitud, uso responsable de la información, etc.  Al producto más o menos definitivo de este proceso dimos en denominarlo “mensaje propio” y su logro es la condición para alcanzar la emisión del mismo, al que se le ha otorgado algún formato de los más frecuentes en radiofonía. 
Para el cumplimiento de sus metas y funcionamiento el dispositivo está conducido por un Equipo Interdisciplinario, tal como exigen las leyes vigentes. Este coordina todas las  actividades, pero, a su vez, diseña su estructura, planifica su crecimiento y modificaciones, teoriza sus alcances y limitaciones, documenta sus acciones. Crea y conduce las producciones radiofónicas de carácter institucional/ editorial; diseña campañas promocionales y de difusión, coadyuva en la preparación de los programas de los locutores y/o instituciones, ONGs u otros dispositivos que participan en nuestra programación, proyectan ciclos de programación con diversos objetivos políticos. Realiza lecturas de la subjetividad singular de los participantes a partir del marco teórico del psicoanálisis, propone y diseña estrategias de alojamiento subjetivo, modificación de producciones o intenta causar  a los locutores.
Propone actividades grupales y realiza su posterior evaluación, coteja y teoriza sus efectos. Planifica y concreta enlaces con la comunidad, transmisiones fuera de sus estudios de eventos deportivos, institucionales o comunitarios de interés para su audiencia y afines a los objetivos de su tarea; acompaña y apoya la planificación y realización de este tipo de transmisiones en sus locutores.
Planifica y realiza eventos y acciones culturales de diversa índole, ampliando sus alcances como productora de contenidos simbólicos a otros dispositivos que incluyan o sean independientes de la emisora radial.
Su funcionamiento supone, “al menos dos” miembros de la operación presentes en el funcionamiento cotidiano de Radio en la Mira, el radiooperador que atiende a las condiciones generales que implica la salida al aire de la señal y un Operador Clínico o el Coordinador General asistiendo la demanda generada por el dispositivo:  recepción de solicitudes, intereses e inquietudes. Además de su rol tradicional los radiooperadores de Radio en la Mira cumplen la función clínica que dimos en llamar “primer oyente”, atención brindada a la dinámica del programa emitido, colaborando en caso de solicitud del locutor en tareas de apoyo logístico o artístico, protegiendo la estética del programa o de la radio ante vicisitudes imprevistas. A su vez, diseñan la artística general y la particular de cada programa, graban todas las emisiones, editan materiales con fines especiales. Como, salvo una excepción, todos los contenidos de la emisora se realizan “en vivo”, el apoyo y sostén de las funciones enumeradas son constantes durante las actuales 8 horas de transmisión diarias. 
Paulatinamente nuestra estética: temporalidad dialógica, timing reflexivo, utilización de tandas promocionales con temas de salud, una artística llenas de citas bibliográficas, la presencia de literatura hasta en las emisiones de los partidos de local de Unión y Colón, y muchas otras particularidades propias, fueron ganando a la audiencia de los barrios del norte santafesino. Como no nos interesa medirla en su magnitud ni nos proponemos venderles nada, los denominamos “oyentes” recuperando la singularidad detrás de cada concepto colectivo. De ellos recibimos sus mensajes, registramos sus números para conocerlos por sus nombres, algunos se acercaron con inquietudes que nunca se hubieran recibido en otras emisoras, nos contaron sus historias y experiencias. Desafío cotidiano de los efectores sanitarios, así Radio en la Mira logró mostrar su accesibilidad y de a poco muchos de sus oyentes se convirtieron en locutores.
Convencidos de que los dispositivos alternativos, como toda propuesta transformadora de cualquier orden, deben ser garantizados por el estado, FM 87.7 se da el lujo de albergar una variadísima programación donde se difunden temas, géneros musicales y bienes culturales que no logran espacio en los medios comerciales. Nuestra música nacional _con diversas versiones de folklore y con el tango como protagonista_ siempre tuvo sus cultores; obviamente la música tropical, pero con historias, datos y grupos del recuerdo y con futuro_ que no siempre se difunden_, el rock y el jazz nos han develado sus secretos; preocupaciones como la ecología, la inclusión de las personas con capacidades diferentes o la solidaridad comparten la grilla con la literatura de Borges, la cultura del animé o la historia argentina hecha programa radial o clase del proyecto editorial “Escuela de Ciencias Sociales”.
Desde sus inicios y hasta la fecha ya una centena de locutores han pasado por nuestra sintonía con sus propuestas, otro tantos ciclos han iniciado y se han concluido. Pero es imposible cuantificar sus alcances: invitados, colaboradores, familiares y acompañantes que armaron sus propia propuesta, sustitutos que se quedaron con el ciclo a sostener, programas que condujeron con varios locutores sucesivos. Productores privados de su libertad o columnistas que hacen su micro telefónicamente por razones de salud, la tecnología se pone al servicio de sumar e integrar.


RADIO COMUNITARIA
Comunitario, en Radio en la Mira, se interpreta como el complejo entramado de concepciones imaginarias y coordenadas simbólicas que nos acercan a nuestro próximo posibilitando re-conocerlo como semejante; pensando la común no como lo globalizado, apropiado, difundido sino como la construcción y recuperación de las herencias y la historia, recuperación de lo propio perdido u olvidado. No tomamos lo común como dato; al modo del deseo para el Psicoanálisis que está mucho más allá de lo que alguien dice querer, que se deduce e interpreta en lo dicho pero que no se expresa directamente; lo común será la resultante del trabajo de de-construcción de lo que se difunde masivamente y la construcción colectiva de una voz propia en la que nos reconozcamos como tal (colectivo).
Según López Vigil en su “Manual Urgente para radialistas apasionadas y apasionados” son muchas las denominaciones que se refieren a esta particular modalidad de hacer radio, no se definen por la potencia de su señal, por el emplazamiento geográfico, por el otorgamiento formal de licencia, tampoco por la estética o modos de producción radiofónica, tampoco por la propiedad del medio, ni siquiera por la realización o no de pauta publicitaria. Con características discimiles en estos aspectos radio comunitaria es aquella que se define por sus objetivos políticos: democratizar la palabra, responder a los intereses locales y emitir información, noticias, musica más allá de los intereses mercantiles globales.
“Cuando una radio promueve la participación de los ciudadanos y defiende sus intereses; cuando responde a los gustos de la mayoría y hace del buen humor y la esperanza su primera propuesta; cuando informa verazmente; cuando ayuda a resolver los mil y un problemas de la vida coridiana; cuando en sus programas se debaten todas las ideas y se respetan todas las opiniones; cuando se estimula la diversidad cultural y no la homogeneización mercantil; cuando la mujer protagoniza la comunicación y no es una simple voz decorativa o un reclamo publicitario; cuando no se tolera ninguna dictadura, ni siquiera la musical impuesta por las disqueras; cuando la palabra de todos vuela sin discriminación ni censura, esa es una radio comunitaria”
Muchas de las características de las emisoras de radio comunitarias habilitan nuestro ejercicio. Entre ellas, la no exigencia de profesionalización autoriza la palabra de los interesados en participar, sin embargo, queriendo evocar la responsabilidad que implica organizar un discurso para el otro, denominamos “locutores” a los participantes de la experiencia. El grado de accesibilidad de este tipo de emisoras coincide con las metas de accesibilidad de la Salud, que todos tengamos la posibilidad de acercarnos con  inquietudes.
La audiencia que nos interesa coincide también. Los barrios del norte de la ciudad son nuestra caja de resonancia, no solo por potencia medida en Kilohertz, sino porque de la zona son los afectos que esperamos nos escuchen, y de las inmediaciones las problemáticas que nos interesa reflejar. Con el sesgo de la subjetividad con el que miramos el mundo, en vez de audiencia denominamos “oyentes” a nuestros seguidores, a quienes muchas veces logramos conocer con nombre propio.
Como psicoanalistas reivindicamos la consigna de “para todos” que inspira declaraciones y convenciones ampliando derechos para grupos minoritarios, pero alertamos con la tendencia a homogeneizar su aplicación: no podría ser “para todos igual” porque no somos todos iguales, ni siquiera ante la ley. Así como los médicos intervienen cuando las leyes biológicas no se cumplen en casos específicos, así como los abogados analizan las múltiples circunstancias en que la ley se incumple, así mismo consideramos que es necesario evaluar las circunstancias subjetivas particulares en las que el mero atravesamiento del lenguaje (para todos los humanos) se convierte en comunicación.
El no estar sometidos a la lógica comercial de otros medios, además de condición esencial para brindar la oferta que describimos, nos permite colocar al oyente en una posición diferente. El mensaje emitido solo responde a nuestras inquietudes y al respeto por las reglas básicas de la comunicación, posibilitando la consideración de valiosos a muchos contenidos que no son difundidos habitualmente en otros medios. Incluso asumimos, a medida que desarrollamos mejor nuestra propuesta, la posibilidad de distribuir más democráticamente bienes culturales a los cuales no tienen acceso nuestros oyentes.
Sin presiones discográficas, sin últimos momentos que captar, sin el prejuicio acerca de gustos supuestos a ciertas zonas geográficas o estratos sociales, hemos reconocido en nuestros oyentes una buena recepción para géneros musicales o temáticas que “no interesan demasiado” desde otra perspectiva. Rescatando como el verdadero espíritu democrático la representación de las minorías (y no la participación colectiva solamente) intentamos reflejar las voces que habitan la polis pero  cuyo sonido es muy bajo, amplificando su repercusión, de modo tal que incluso cuando se rechace una manifestación colectiva se haga con conocimiento y no solo por desconocimiento.


EN LA MIRA
El nombre que nos designa se lo debemos a la opción más votada por la comunidad hospitalaria en una encuesta abierta en nuestros inicios. Además de designar con cierta precisión el proyecto de dotar al hospital de una emisora radial, como en otros proyectos alternativos, se coló la resonancia del nombre del hospital de referencia.
Sin embargo, con el tiempo aprendimos a destacar la sabiduría intrínseca que cifraba nuestra denominación: “en la mira” implica algo a concretar, inacabado, en ciernes. Y es que en materia de Salud Mental aunque los avances no son desdeñables, nunca resultan satisfactorios, inacabados por diversas razones, nos tensan hacia el futuro.
Fiel a su nombre, Radio en la Mira siempre tiene algo más “en la mira”: proyectos, anhelos y sueños que aguardan el favor de los apoyos necesarios para concretarse.
De modo que a modo de conclusión agregamos una definición más a este particular dispositivo: es un espacio en construcción, estructuralmente inacabado, “organismo vivo” como define Bachelard a la radio. Abierto a coyunturas y vicisitudes de la vida, y genuinamente disponible para que los protagonistas definan con su actividad las características de cada momento.
Esperamos contrarrestar con la firmeza de nuestras convicciones esa cierta vulnerabilidad que la apertura necesaria para garantizar ciertas transversalidades nos brinda.

Armando un colectivo con lugar para todos… ¡contamos con vos!